lunes, 7 de septiembre de 2009

EL MILENIO

EPOCA DEL REINO- 1,000 AÑOS. La Tribulación finaliza con la venida de Cristo a la
L tierra a inaugurar su Reino en Jerusalén y la derrota del Anticristo. La maldición sobre la tierra será levantada y habrá paz en el mundo. Todo el mundo adorará al Rey de reyes. Esta Edad de Oro se llama Milenio. Más aún la Época del reino termina con la última revuelta de Satanás y el desastre final- el fin del mundo. “...los cielos pasarán con grande estruendo y los elementos ardiendo serán deshechos y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas...los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán”. (2 Pedro 3:10,12)

LA GRACIA


LA EPOCA DE LA GRACIA- 1,900 años. Esta es la época en la que vivimos actualmente. Hoy dios ofrece su Salvación a “todo aquél que cree” y no solo a los judíos. El “pueblo escogido” está constituido hoy por aquellos que eligen a Cristo. Como en los días anteriores a Cristo, cuando los hombres miraban por la fe al Salvador que habría de venir, así hoy por la fe miramos hacia atrás al Salvador que vino. Para Dios, aquellos que eligen su camino de Salvación constituyen su Iglesia, su Esposa y su Cuerpo. Esta época terminará con el regreso de Cristo para llevar a su Iglesia a estar con Él y librarla de la gran Tribulación que ha de venir. Esta tribulación no es una Dispensación, sino el desastroso finadle ésta época; es un interludio de 7 años denominado la Gran Tribulación. En vista de que los hombres se han alejado de Dios, el desastre se presenta en la forma de un Dictador mundial –el Anticristo- que se coloca en lugar de Dios y mata a todos aquellos que no lo adoran. La magnitud del desastre en los cielos, del caos en el Universo y de la turbulencia de la naturaleza toda, solo se compara con el horrible derramamiento de sangre en que será envuelta la tierra.

LA LEY

LA DISPENSACION DE LA LEY

La dispensación de la ley comienza en Éxodo 19:3 y se extiende a través de todo el período hasta el día de Pentecostés en Hechos 2, aunque la ley finalizó en un sentido en la cruz. Ciertas porciones como el evangelio de Juan y algunos pasajes selectos en los otros evangelios anticiparon, sin embargo, la era presente de la gracia.

La ley mosaica fue dirigida solamente a Israel, y los gentiles no eran juzgados por sus normas. La ley contenía un detallado sistema de obras, incluidas tres principales divisiones: los mandamientos (la voluntad expresada de Dios, Ex. 20: 1-26); los juicios (la vida social y civil de Israel, Ex. 21: 1 - 24: 11); y las ordenanzas (la vida religiosa de Israel, Ex. 24: 12 - 31: 18). El sistema de sacrificios y del sacerdocio que fue incluido era tanto legal como de gracia. El gobierno en esta dispensación era una teocracia, un gobierno por medio de Dios a través de sus profetas, sacerdotes y (más tarde) reyes. El pacto mosaico fue también de carácter temporal, en vigencia sólo hasta que Cristo viniese (Gá. 3:24-25). La naturaleza de la dispensación era condicional, esto es, la bendición estaba condicionada a la obediencia.

Por primera vez en la historia la Escritura reveló un completo y detallado sistema religioso bajo la ley, proveyó el terreno para la limpieza y el perdón, la adoración, y oración, y ofreció una esperanza futura.

Bajo la ley hubo constante fracaso. Esto es evidente especialmente en el período de los jueces, pero siguió hasta después de la muerte de Salomón y la división del reino de Israel en dos reinos. Hubo períodos cuando la ley fue completamente olvidada e ignorada y la idolatría reinaba en forma suprema. El Nuevo Testamento continúa el registro de fracasos, que culmina en el rechazo y crucifixión de Cristo, quien en su vida guardó la ley en forma perfecta.

Fueron infringidos muchos juicios durante la dispensación de la ley como se describe en Deuteronomio 28:1 - 30:20. Los mayores juicios fueron el cautiverio bajo Asiria y Babilonia, de los cuales retornaron en el tiempo debido. Los juicios de Israel también vinieron después del término de la dispensación e incluyeron la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. y la dispersión mundial de Israel. La gran tribulación, otro tiempo de angustia para Jacob, está todavía por delante (Jer. 30:1-11; Dn. 12:1; Mt. 24:22).

Bajo la ley, sin embargo, también era administrada la gracia divina en aquel sistema de sacrificios que fue provisto como una vía de restauración para el pecaminoso Israel, y el Dios paciente se manifiesta en la provisión de profetas, jueces y reyes y en la preservación de la nación. En repetidas ocasiones el arrepentimiento de Israel fue aceptado por Dios, y a través de este período fue escrito el Antiguo Testamento. La bendición coronadora fue la venida de Cristo como el Mesías de Israel, a quien la nación entera rechazó.

En un sentido la dispensación de la ley terminó en la cruz (Ro. 10:4; 2 Co. 3:11-14; Gá. 3:19, 25). Pero en otro sentido no concluyó hasta el día de Pentecostés, cuando comenzó la dispensación de la gracia. Aunque la ley finalizó como una regla específica de vida, continúa siendo una revelación de la justicia de Dios y puede ser estudiada con provecho por los cristianos para determinar el carácter santo de Dios. Los principios morales que resaltan la ley continúan, puesto que Dios no cambia; pero los creyentes hoy día no están obligados a guardar los detalles de la ley, dado que la dispensación ha cambiado y la regla de vida dada a Israel no es la regla de vida para la iglesia. A pesar de ello, pueden hacerse varias aplicaciones de la ley, aunque una interpretación estricta sólo relaciona a la ley mosaica con Israel.

El propósito de la leyera proveer una regla justa de vida y traer el pecado a condenación. La experiencia de Israel bajo la ley demostró que la ley moral, cívica y religiosa no puede salvar o santificar. La ley nunca fue propuesta para proveer la salvación para el hombre, ya sea mientras estaba en vigencia o después, y por medio de su naturaleza era débil, por cuanto no podía justificar (Ro. 3:20; Gá. 2:16); no podía santificar o perfeccionar (He. 7: 18-19); estaba limitada en su vigencia y duración (Gá. 3:19); no podía regenerar

(Gá. 3:21-22), y sólo podía hacer manifiesto el pecado (Ro. 7: 5-9; 8:3; 1 Co. 15:56). La ley hizo posible que Dios demostrara que todos eran culpables y que toda boca calló (Ro. 3:19), e hizo evidente la necesidad de Cristo (Ro. 7:7-25; Gá.3:21-27).

LA PROMESA

DISPENSACION DE LA PROMESA: PACTO CON ABRAHAM
Este pacto, que comienza en Génesis 11: 10, se extiende hasta Exodo 19:2. En él la responsabilidad humana fue dada en la forma de confiar en las promesas de Dios reveladas a Abraham. El contenido de su revelación divina incluía la promesa a Abraham (Gn. 12:1-2; 13:16; 15:5; 17:6); la promesa a Israel, la simiente de Abraham, de la que saldría una gran nación y el canal para el cumplimiento de la promesa de Dios (Gn. 12:2-3; 13:16; 15:5,18-21; 17:7-8; 28:13-14; Jos. 1:2-4); y una promesa de bendición a toda la tierra a través de Abraham (Gn. 12:3), El principio fue también establecido de manera que Dios bendijera a aquellos que bendijeran a Abraham y maldijera a aquellos que maldijeran la simiente de Abraham.
El pacto abrahámico es uno de los pactos importantes de la Biblia e incluye la provisión de que Israel sería una nación para siempre, tendría el título de su tierra para siempre, sería bendecida en cosas espirituales, estaría bajo la protección divina y tendría el signo especial de la circuncisión (Gn. 17:13-14).
El pacto era a la vez de gracia en principios e incondicional, por cuanto no dependía de la fidelidad humana, sino en la fidelidad de Dios. Solamente cumplidas parcialmente en el tiempo en que vivió Abraham, las bendiciones y promesas del pacto abrahámico continúan en su cumplimiento hacia el fin de la historia humana. Algunas de las bendiciones inmediatas del pacto para alguna generación particular estaban condicionadas a la obediencia, pero el pacto en sí era declarado como un pacto eterno (Gn. 17:7, 13, 19 1 Cr. 16: 16-17; Sal. 105: 10). El pacto con Abraham fue dirigido primeramente a Abraham y sus descendientes hasta donde estaba comprometida la responsabilidad dispensacional. El mundo como un todo continuaba bajo el gobierno humano y la conciencia como su responsabilidad primaria.
Bajo el pacto abrahámico, sin embargo, había un constante patrón de fracaso, el cual fue manifestado en la demora de ir a la Tierra Prometida (Gn. 11:31); en Abraham al ser el padre de Ismael (Gn. 16:1-16); y en descender a Egipto (Gn. 12:10 - 13:1). Es evidente, sin embargo, que Abraham creció en fe y en gracia y finalmente tenía la voluntad de sacrificar aun a su hijo Isaac en obediencia a Dios (Gn. 22). Siguiendo a Abraham, Isaac fracasó viviendo tan cerca de Egipto como era posible sin violar el mandamiento de Dios. (Gn. 26:6-16). De la misma manera, Jacob falló en no creer en la promesa hecha a su madre cuando él nació (Gn. 25:23; J 28:13-15, 20); él fue culpable de mentira, engaño y de regatear (Gn. 27:1-29), y eventualmente se movió fuera de la tierra hacia Egipto para evitar el hambre (Gn. 46:1-4).
En Egipto, Israel también le falló a Dios en sus quejas y falta de fe (Ex. 2:23; 4:1-.10; 5:21; 14:10-12; 15:24), en su deseo de volver a Egipto (Ex. 14:11-12) y en su constante murmuración (Ex. 15:24; 16:2; Nm. 14:2; 16:11, 41; Jos. 9:18). Su fracaso es evidente tanto en el momento en que fue dada la ley como posteriormente en su falla en cuanto a confiar en las promesas de Dios en Cades Barnea (Nm. 14). El fracaso bajo el período cuando la promesa abrahámica era especialmente su responsabilidad resultó en la pérdida temporal de la tierra, su esclavitud en Egipto, y en su viaje errante por el desierto antes de entrar en la tierra. Su fracaso estableció la etapa para la promulgación de la ley mosaica. En la dispensación de la promesa había mucha gracia divina ilustrada en el constante cuidado de Dios por su pueblo, su liberación de Egipto y la institución de la fiesta de la Pascua. La dispensación de la promesa termina en el momento en que fue dada la ley (Ex. 19), pero finaliza sólo en el sentido de ser el principio o prueba principal de responsabilidad. La dispensación de la promesa continúa hacia el fin de la historia, y muchas de sus promesas están aún en vigencia como un objeto de fe y esperanza. Las promesas hechas a Abraham son la base para las dispensaciones posteriores de la gracia y del reino. Hasta cierto punto las promesas nunca acaban y son cumplidas en un estado eterno. La dispensación de la promesa estableció claramente el principio de la soberanía divina, proveyó un canal de revelación divina especial para la nación de Israel, continuó la provisión de la redención y bendición divinas, reveló la gracia de Dios y prometió un testimonio para el mundo. Como las otras dispensaciones, sin embargo terminó en fracaso en lo que se refiere a la conformidad con la voluntad de Dios y preparó el terreno para la introducción de la ley como un ayo para traer a los creyentes a Cristo (Gá. 3:24).

sábado, 5 de septiembre de 2009

EL GOBIERNO HUMANO

DISPENSACION DEL GOBIERNO HUMANO: PACTO CON NOE
Esta dispensación cubre el período desde Génesis 8:20 a 11:9. A Noé Dios le dio un pacto incondicional (Gn. 8:20-9:17), en el cual El prometió que no habría más destrucción por diluvio (Gn. 8:21; 9:11). Dios prometió que las estaciones en el curso de la naturaleza no cambiarían (Gn. 8:22) y le dio nuevamente al hombre el mandamiento de multiplicarse (Gn. 9:1) y de continuar su dominio sobre los animales (Gn. 9: 2); el comer carne era permitido ahora, aunque la sangre estaba prohibida (Gn. 9:4). Lo más importante fue el establecimiento de la esencia del gobierno, en el cual se le dio al hombre el derecho de matar a los asesinos (Gn. 9:5-6).
En este pacto, así como en los otros, hay fracaso humano, como lo indica la embriaguez de Noé (Gn. 9:1) y la irreverencia de Cam (Gn. 9: 22). Es un período de deterioro moral y religioso (Gn. 11:1-4). El gobierno humano, como la conciencia, fracasaron en reprimir el pecado del hombre, y el resultado fue la torre de Babel (Gn. 11:4). El juicio de Dios fue confundir su lengua (Gn. 11:5-7), y la civilización humana fue dispersada (Gn. 11:8-9).
En este período, sin embargo, la gracia fue evidente en cómo el remanente de Dios fue preservado y en la selección de Abraham (Gn. 11:10 - 12:3). También fue preservada la simiente de la mujer y Dios fue manifestado en forma soberana. La dispensación finalizó con el juicio de la Torre de Babel y los preparativos para la próxima dispensación. Es importante notar que ambos -la conciencia y el gobierno humano- continúan en dispensaciones posteriores.
Sólo Abraham y su simiente entran bajo la dispensación de la promesa. En general, la dispensación del gobierno humano reveló el fracaso del hombre bajo esta nueva regla de vida, el juicio selectivo de Dios, y se continuó manifestando la gracia divina.

LA CONCIENCIA




. LA EPOCA DE LA CONCIENCIA- aproximadamente 1650 años. Comienza ahora la vida fuera del Edén. Dios vistió a Adán y a Eva con pieles de animales y de esta manera se derramó sangre como una lección objetiva de la sangre de Cristo que habría de cargar con el pecado del mundo. En adelante la conciencia del hombre es su guía y ¡Qué guía tan pobre resulta! Pronto el pecado se hace cargo de nuevo. Caín mató a su hermano Abel porque sus obras eran malas y las de su hermano justas. (1 Juan 3:12) Las obras de Caín no eran aceptables porque no ofreció por el pecado sacrificio de sangre. El hombre sigue de mal en peor hasta que Dios decidió elimina a la impía raza humana mediante el Diluvio. Durante 120 años Noé predicó advirtiendo del juicio venidero mientras construía el Arca; pro cuando al fin se produjo el desastre, solo él y su familia buscaron refugio en el Arca de salvación. (Génesis 6-9)

viernes, 4 de septiembre de 2009

LA INOCENCIA



B. DISPENSACION DE LA INOCENCIA: ERA DE LIBERTAD
Esta dispensación comenzó con la creación del hombre (Gn. 1:26-27) y continúa hasta Génesis 3:6. En esta dispensación al hombre le fue dada la responsabilidad humana de ser fructífero, dominar la tierra, tener dominio sobre los animales, usar los vegetales para comer y cuidar del huerto del Edén (Gn. 1:28-29; 2:15). Sin embargo, fue dada una prohibición; se instruyó al hombre para que no comiese del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 2:17). Aunque al hombre se le concedió un estado bendito, un cuerpo, mente y naturaleza perfectos, y todo lo necesario para disfrutar de la vida, Eva sucumbió ante la tentación y comió el fruto prohibido y Adán se unió a ella en su acto de desobediencia (Gn. 3:1-6). Como resultado vino el juicio divino, la muerte espiritual, el conocimiento del pecado, el miedo hacia Dios y la pérdida del compañerismo.
Aun en estas circunstancias Dios introdujo el principio de la gracia con una promesa del Redentor (Gn. 3: 15) y proveyó túnicas de pieles, típica provisión de la redención (Gn. 3:21).
Ellos fueron expulsados fuera del huerto, pero se les permitió vivir sus vidas naturalmente (Gn. 3:23-24) y con el juicio de Dios sobre ellos comenzó una nueva dispensación. En la dispensación de la inocencia Dios reveló la falla del hombre, le dio la promesa de un Redentor que vendría, reveló su soberanía en juzgar a sus criaturas e introdujo el principio de gracia.